
M.Carolina García A.
Otra vez la señora Olga me viene a ver, que le voy a hacer si estoy para servirle.
- No quiero presionarlo Augustito pero es que mi sobrina la Aida, de la que le hable el otro día, no se ha sentido muy bien, es verdad que tuvo una mejora después que estuve aquí, pero es que de nuevo esta malita. ¿Usted podría ayudarla? Le prometo que le traeré más cositas.
Siempre prometen lo mismo, el oro y el moro y una vez que los he ayudado la mayoría no vuelve y se olvida de mí, a pesar de que yo me porto bien con ellos y los ayudo. Bueno, a veces no hay caso y la cosa viene mala, y en otros, son tantos los pedidos que no alcanzo a hacerlos todos. Si uno es limitado, no lo puede todo.
Mi mamí me vino a ver el domingo pasado, me dejo unas flores bien bonita, me contó que el Rodrigo se sacó un siete en la escuela, y que el Lucho se estaba portando bien con ella y que encontró trabajo. Yo hice como si le creyera, pero es que ella no sabe que yo sé. Que hace poco le volvió a pegar cuando llegó tarde de donde sus amigos. Yo trato de ayudarla para que esté mejor pero ella insiste en quedarse con él.
Me gusta cuando vienen los niños, es que son bien desordenados, revuelven todas las cosas aquí en el puro ratito que se quedan. Las mamás se enojan con ellos, pero yo creo que los tienen que dejar no más, no ven que van a crecer y no los van a ver más, y después vienen a pedirme que los cuide, que los acompañe de vuelta a la casa cuando anden en la calle de noche.
Mi hermano vino hoy y me contó que encontraron a mi papí tirado en un callejón todo ensangrentado, que se lo llevaron a la posta pero no lo quisieron atender porque venia pasado a trago, y que en la misma sala de espera se murió. Con los vecinos juntaron plata para comprarle el cajón y hacerle un entierro simple pero decente.
Él cree que yo no sé todo eso, si yo lo acompañe hasta el final, si aquí todos nos conocemos y me lo traje para acá. Conmigo se va a quedar atendiendo las suplicas de la gente, no ve que ahora los dos estamos más cerquita del tatita Dios y podemos hacer milagros para más personas.
Aunque no se portó muy bien con nosotros, aquí podrá hacer merito para que lo reciban allá arriba. Quién como él, no ve que yo no me puedo ir nunca, no ve que yo soy un alma en pena. Aquí no más me quedaré en la casita que me hicieron, esperando que me vengan a ver y agradecerme los favores. Bueno, si estoy para servirle.
Otra vez la señora Olga me viene a ver, que le voy a hacer si estoy para servirle.
- No quiero presionarlo Augustito pero es que mi sobrina la Aida, de la que le hable el otro día, no se ha sentido muy bien, es verdad que tuvo una mejora después que estuve aquí, pero es que de nuevo esta malita. ¿Usted podría ayudarla? Le prometo que le traeré más cositas.
Siempre prometen lo mismo, el oro y el moro y una vez que los he ayudado la mayoría no vuelve y se olvida de mí, a pesar de que yo me porto bien con ellos y los ayudo. Bueno, a veces no hay caso y la cosa viene mala, y en otros, son tantos los pedidos que no alcanzo a hacerlos todos. Si uno es limitado, no lo puede todo.
Mi mamí me vino a ver el domingo pasado, me dejo unas flores bien bonita, me contó que el Rodrigo se sacó un siete en la escuela, y que el Lucho se estaba portando bien con ella y que encontró trabajo. Yo hice como si le creyera, pero es que ella no sabe que yo sé. Que hace poco le volvió a pegar cuando llegó tarde de donde sus amigos. Yo trato de ayudarla para que esté mejor pero ella insiste en quedarse con él.
Me gusta cuando vienen los niños, es que son bien desordenados, revuelven todas las cosas aquí en el puro ratito que se quedan. Las mamás se enojan con ellos, pero yo creo que los tienen que dejar no más, no ven que van a crecer y no los van a ver más, y después vienen a pedirme que los cuide, que los acompañe de vuelta a la casa cuando anden en la calle de noche.
Mi hermano vino hoy y me contó que encontraron a mi papí tirado en un callejón todo ensangrentado, que se lo llevaron a la posta pero no lo quisieron atender porque venia pasado a trago, y que en la misma sala de espera se murió. Con los vecinos juntaron plata para comprarle el cajón y hacerle un entierro simple pero decente.
Él cree que yo no sé todo eso, si yo lo acompañe hasta el final, si aquí todos nos conocemos y me lo traje para acá. Conmigo se va a quedar atendiendo las suplicas de la gente, no ve que ahora los dos estamos más cerquita del tatita Dios y podemos hacer milagros para más personas.
Aunque no se portó muy bien con nosotros, aquí podrá hacer merito para que lo reciban allá arriba. Quién como él, no ve que yo no me puedo ir nunca, no ve que yo soy un alma en pena. Aquí no más me quedaré en la casita que me hicieron, esperando que me vengan a ver y agradecerme los favores. Bueno, si estoy para servirle.
Sep 2006
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